cada canción una flor
que suena colores a los oídos
pero la raíz está profundamente abajo
en la misma tierra roja-café que alimenta los litres
la música nace del pueblo
que nace de la tierra
que llena con semillas
semillas libres del pueblo
donde nace la música
bailamos al música arriba del suelo
pero la raíz está profundamente abajo
los terremotos políticos
se resquebrajan la tierra
en la lucha de mamas y papas
que llenan la raíz con historia
para que crezca la música
en una flor que suena nuevos colores a los oídos
que nos deja bailar
Tengo la suerte de vivir en una ciudad
rica con diversidad y cultura vibrante, con una historia tan grandiosa como sus
montañas y montañas tan maravillosas como su gente. Conocer la música
"nueva canción," que sigue la fuerte tradición de Victor Jara y
Violeta Parra, es una experiencia especial. Artistas como Nano Stern, Manuel
García, Evelyn Cornejo, y Camila Moreno me llevan a un nuevo nivel de
conocimiento de la cultura chilena. Cantan y tocan de la tierra y su historia-
de la lucha Mapuche, de la cordillera Andina, de la política turbulenta que ha
creado la cultura actual.
La primera vez que fui a ver Nano Stern
en vivo era en el Galpón Victor Jara. El Galpón es un espacio cultural para
música Chilena, nombrado por uno de los creadores brillantes de la música
folklórica moderna de Chile (que sea, el Bob Dylan chileno). Victor Jara murió
en los manos del estado militar de Pinochet por su activismo izquierdista, y su
legado vive con pasión en la tradición de música actual y en el espacio del
Galpón. Podía sentirme esta tradición en la música de Nano, en sus palabras y
en su espíritu, en sus propias canciones y en las canciones que cantó de Victor
Jara y Violeta Parra. Cantó con una fuerza que solo puede existir con el apoyo
de una raíz, una raíz profunda.
La segunda vez que encontré Nano era en
La Festival de America Mestiza. Era una celebración de la cultura de la tierra,
de Mapuche, del espíritu del sur. El festival incluyó talleres de biodanza,
tambores comunales, venta de comida casera y artesanía local, información sobre luchas
para tierra justa y sustentable, y música terrenal. Nano cerró el evento, mientras el
sol se puso, las estrellas y la luna emergieron, y el aire empezó a enfriarse.
Bajo la cordillera andina, bailamos y nos movimos al ritmo de su música, al
ritmo de la tierra, todos juntos. Los hippies en sus pantalones fluidos y
coloridos crearon ritmo y sensación, enviaron ondas de energía y pasión por la
tierra y el aire fresco. Me sentí vinculada - mis pies en la tierra, música
chilena llenando mis oídos, y un conocimiento creciendo de la historia y
cultura del país.
Chile no es mi país, esto no es mi
cultura, pero de todos modos, conocer la tierra y su gente es una jornada
apasionante y bonita. Cualquier jornada que incluye música y baile y alfajores
es una jornada buena, en mi opinión.
cada canción una flor que suena colores a los
oídos
pero la raíz está profundamente abajo
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the music of Chile is rooted in its earth and history
every song a flower
that rings colors to the ears
but the root is deep below
in the same red-brown earth that feeds the litres
the music is born from the pueblo
which is born from the earth
which fills with seeds
free seeds of the pueblo
where the music is born
we dance to music above the ground
but the root is deeply below
political earthquakes
crack the earth
in the struggle of mothers and fathers
who fill the root with history
so that the music grows
in a flower that rings new colors to the ears
that allows us to dance
I am lucky to live in a city rich with diversity and vibrant culture, with a history as grandiose as its mountains and mountains as wonderful as its people. To get to know the new folk music of Chile, that follows the strong tradition of Victor Jara and Violeta Parra, is a special experience. Artists like Nano Stern, Manuel Garcia, Evelyn Cornejo, and Camila Moreno bring me to a new level of understanding of Chilean culture. They sing and play from the land and its history - the Mapuche struggle, the Andean mountains, the turbulent politics that have created current culture.
The first time I saw Nano Stern live was in the Victor Jara Galpon. The Galpon is a cultural space for Chilean music, named for one of the brilliant creators of the modern Chilean folk music (which is to say, the Chilean Bob Dylan). Victor Jara died in the hands of Pinochet's military coup due to his leftist political activism, but his legacy lives on with passion in the modern musical tradition and in the Galpon as a space. I could feel this tradition in Nano's music, in his own songs and in the songs he sang of Victor Jara and Violeta Parra. He sang with a force that could only exist with the support of a root, a deep root.
The second time I encountered Nano was in the Festival of Mestiza America. It was a celebration of the culture of the land, of Mapuche, of the spirit of the south. The festival included biodance workshops, communal drumming, vending of homemade food and local craft, information about struggles for fair and sustainable earth, and earthly music. Nano closed the show, as the sun set, the stars and the moon emerged, and the air began to cool. Under the Andean mountain range, we danced and moved to the rhythm of his music, to the rhythm of the earth, everyone together. The hippies in their flowing colored pants created rhythm and sensation, they sent waves of energy and passion through the earth and the fresh, cool air. I felt connected - my feet on the earth, Chilean music filling my ears, and a growing understanding of the history and culture of the country.
Chile is not my country, this is not my culture, but regardless, to get to know the earth and its people is an exciting and beautiful journey. Whatever journey that includes music and dance and alfajores is a good journey, in my opinion.
every song a flower that rings colors to the ears
but the root is deep below
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