Wednesday, May 8, 2013

La Subida de Cerro Provincia

el quisco, Echinospsis chiloensis

empezamos a subir
antes de la madrugada
los cuerpos de los quiscos 
emergieron como fantasmas
caminamos juntos 
en una cordada de luces
subimos como ondas tectónicas
subimos como el sol
hasta que Santiago se hizo una pintura
tranquila y distante
en colores pasteles 


Este fin de semana, subí el Cerro Provincia con el Taller de Montañismo, Nivel Basico del Club Andino Universitario (CAU). CAU tiene una historia rica en el montañismo y la cordillera que rodea la gran ciudad de Santiago, y crea una comunidad de expertos y novatos que tienen un apetito para explorar el ambiente en manera deportivo. El curso de "Nivel Básico" enseña temas importantes como acampamiento, equipo y vestuario, primer auxilio, técnicos en la nieve, y como estar en las montañas con "mínimo impacto." Da a los participantes unos herramientos para que puedan subir cerros y conocer más terreno, en una manera segura y bien planeada. 






Para mi, trekking y montañismo nunca ha sido un deporte. Siempre he caminado en mi propio ritmo, lento para mejor observar el paisaje y sentirme totalmente tranquila. Para mi, es una actividad espiritual, una manera de conocer el mundo con más intimidad y profundidad. Es una fuente de inspiración. Me da maravilla y fascinación y alegría. Pero con este curso, tengo que cambiar mi actitud un poco. Los chilenos toman el montañismo en serio. Durante la primera salida, el profesor nos dijo que si nos sentimos lentos y cansados, debíamos entrenar más para mejorar el estado físico. Esto me sorprendió, porque vengo de un país donde la mantra generalmente es "vaya en su propio ritmo." Me dí cuenta de que tendría que empujarme un poco más. 


Y estoy empujándome. Cada vez que puedo, voy a las sesiones de entrenamiento que hace el club - con piques, abdominales, lagartijas, y todo. Cada vez, me siento como voy a vomitar, o colapsar. Pero es mejor sentirse así en un parque que en la cordillera, donde me gustaría disfrutarme del paisaje! Si mejoro mi habilidad física, puedo caminar más. Puedo ver más. Puedo sentir más. Puedo conocer más del mundo. Y esto es mi meta última. Puedo ganar mucho de mi experiencia con este curso, combinar el montañismo como deporte con la caminata espiritual que siempre me ha atraído.

Los datos de la subida de Provincia:


Empezamos en el Puente Nilhue, desde el Camino a los Farellones, el viernes por la noche. Caminamos una hora y media, con nuestras linternas frontales, bajo las estrellas sureñas. Acampamos en el "Vallecito," durmiendo pocas horas en la noche fría, juntos con nuestras cordadas. 



Nos despertamos a las 4 de la mañana para subir. Salimos a las 5:30, más o menos, en cordadas de nueve o diez personas. Subimos, subimos, subimos. Arriba, arriba, arriba. Lentamente, el sol empezó a salir del oscuro, y teníamos el placer de observar cómo cambió los colores del cielo y las montañas. Lentamente, podíamos ver las plantas - las cactáceas y arbustos y arboles. Lentamente, podíamos conocer el entorno en manera visual. 

Pausamos por un rato largo en el "Alto de Naranja," bajo un digno quillay - especie endémico a Chile. Comimos y hablamos y nos disfrutamos de la luz y calor del sol nuevo. Las montañas se llevaron un azul vigorizante. 





subir es jugar
con percepción fluída
todo en disfraz

Subimos, subimos, subimos. Con cada paso, nuevos cerros y contornos y laderas se revelaron y otros desaparecieron. La tierra es viva y fluída y dinámica, como los pájaros arriba y los humanos abajo. El aire se calentó, nuestros cuerpos se calentaron. Llegamos al cumbre cerca del medio día, donde descansamos y reímos sobre un pájaro lindo, posiblemente un "Caracara Cordillerano". Para llegar al cumbre, tuvimos que caminar en un poco de nieve, ya que había precipitación solo un día anterior en toda la cordillera. Por lo tanto, nuestra vista de 360 grados estaba llena de blanca. Todo puro. Todo limpio. Todo fresco. Era una alegría totalmente única que viene de subir un cerro con sus propios pies, y llegar arriba de la línea de nieve, arriba de casi todo. Era un honor. 



Bajamos lentamente, y llegamos en Vallecito a las 6:30 de la tarde. Comimos tallarines y cantamos y tocamos música alrededor de una fogata, disfrutando de la noche y de la compañía, de un cansancio satisfecho. 



La próxima mañana, tuvimos una sesión de aprendizaje sobre anafres, sacos de dormir, carpas, y como es la mejor manera de preparar una mochila con todo el equipo de una salida. Bajamos la poca distancia al puente, y nos fuimos de la cordillera, contentos, hacia la gran ciudad de Santiago. 









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